4. BYE BYE LIBANO

No teníamos en mente visitar el país del cedro, pero no nos arrepentimos del pequeño desvío. Un rincón de occidente en pleno Oriente Medio, con sus aspectos positivos y negativos.
Asociado en nuestro subconsciente con imágenes de guerra y masacres, con un pasado y un presente desgraciadamente marcados por la sinrazón, esperamos que algún día encuentren una salida definitiva.

No nos hemos sentido en peligro en ningún momento, pero hasta que no volvemos a pisar territorio sirio, no nos relajamos del todo.

3. TRIPOLI

De camino a Tripoli la gozamos rodando en una carretera sin tráfico, con buen tiempo, una bonita postal mediterránea y alguna que otra fortaleza


Si en Beirut ya era masiva la presencia militar, los checkpoints de camino y a la entrada de Tripoli imponen respeto. Ya podemos llevar las alforjas llenas de explosivos que nadie nos registra. Al revés, nos miran como si fuéramos dos marcianos recién aterrizados. Por eso no nos piden los pasaportes, porque todo el mundo sabe que los extraterrestres no lo llevan nunca encima.

No estamos muy acostumbrados a ser recibidos en una ciudad con carteles publicitarios de esta índole...

Encontramos una ciudad sin el aire occidental ni la opulencia de su vecina del sur. Con una agradable ciudad antigua donde callejear, y cómo no, donde darle a uno de nuestros vicios favoritos.

Tripoli está plagada de carteles con la cara de los candidatos a las próximas elecciones.

Y el atardecer pinta de colores cálidos las viejas casas de la ciudad

Incluso la ciudadela que domina la ciudad está sitiada por tanques del ejército y encuentras barricadas dentro del castillo. Hay que andar con mucho cuidado cuando sacamos la cámara.

El de la foto es un candidato, no Marijaia.

Nos alojamos en la pensión del terror, regentada por octogenarias que están todo el día en un pienso. En la imagen, el pequeño altar que tenían montado en la habitación.

2. BYBLOS

Encontramos la capital del Libano con un sol radiante y 30 grados a la sombra, y tras la visita del Bentiskas, la abandonamos bajo una lluvia torrencial y la temperatura no llega a 13 miserables gradicos.

Llegamos al pueblo costero de Byblos, donde aprovechamos para despedirnos definitivamente del mar. Pero el Mediterráneo tiene un cabreo importante y no está para tonterías. Nos echará de menos, como nosotros a él…


Viva el amorComo es habitual en Libano, mezquitas e iglesias aguantan las inclemencias del tiempo juntas

Acampamos en un acantilado y las vistas de la puesta de sol son espectaculares. Esta noche no hace falta conectar el ghetto-blaster. No hay mejor melodía que el estruendo del mar contra las rocas. Y tras la tempestad la calma. Desayunamos como señoritos y grabamos las últimas imágenes del mar. Agur Mediterráneo.

1. BEIRUT

Las fuentes que hemos consultado a la hora de informarnos de la situación política del Libano nos aseguraron que el actual era un momento apropiado para visitar el país del cedro.
Aunque el circular por una autopista desierta de camino hacia la frontera, y rescatar de la memoria las imágenes de guerra con las que asociamos Beirut, nos hace soltar una risa floja de vez en cuando.

Dos cadenas montañosas separan Damasco de Beirut. Tras sortear la primera, y ya en territorio libanés, nos sorprende el verde de su paisaje. Las nubes no pueden superar dos cordilleras seguidas y parece que no dejan ni una gota de agua para sus vecinos sirios. En las cumbres más altas se ve todavía gran carga de nieve.

Aunque en los anteriores países no se quedan atrás, la fuerte presencia policial y militar aquí es abrumadora. Atravesamos varios checkpoints con tanquetas y barricadas de sacos terreros, y los helicópteros sobrevuelan el cielo libanés. Mas adelante comprobaríamos que ejército y policía controlan todas las esquinas del centro de la capital desde los disturbios de mayo del 2008.

La zona centro de Beirut quedó en ruinas tras 17 años de guerra civil, pero tras una rehabilitación a gran escala, ahora mismo ofrece imágenes de postal. Imágenes que dificilmente hemos podido recoger debido a la anteriormente mencionada presencia militar, que apostada en cada esquina, nos prohibía utilizar las cámaras . Hubo incluso unos pequeños forcejeos con la autoridad. A continuación, una muestra de lo que hemos podido rescatar.

Nos encontramos ésta mezquita engalanada para una boda, y a los familiares esperando a los novios.

Una frontera conocida como la "green line" dividía la ciudad en dos bandos enfrentados y registraba los enfrentamientos más duros. A lo largo de lo que fue la línea del frente, hoy se han levantado rascacielos que albergan bancos y hoteles de lujo, pero todavía queda en pie el Holiday Inn (fotografía inferior), un hotel inaugurado poco antes del estallido de la guerra civil y cuyos huéspedes fueron mayoritariamente francotiradores que repartían plomo desde su azotea y que como se aprecia recibían a menudo fuego de mortero.

Es sobrecogedor el contraste entre edificios de diseño que albergan oficinas de multinacionales y viviendas derruídas durante el conflicto.

Mientras edifican torres impersonales con dinero saudí, dejan morir edificios históricos.

En zonas con presencia militar está terminantemente prohibido sacar fotografías de cualquier cosa. El problema es que la ciudad está llena de militares y policía.

Los militares nos borraron de malas formas una foto como esta. Lo que no sabían es que el día anterior ya lo habíamos cazado, curiosamente cuando no sabíamos que era zona militar. Va por ellos.

Observamos bellos edificios arrasados por los obuses que nadie parece querer recuperar, mientras las gruas trabajan día y noche, llevando el hormigón hasta primera línea de playa.

Cualquier excusa es buena para acercarse al mar, unos echan el anzuelo sin mucha esperanza de conseguir nada,

otros encuentran un rincón discreto donde relacionarse.

En el malecón nos encontramos a la gente de buen humor. Es viernes y la gente está de fiesta, relajada. A collejas limpias anda esta cuadrilla...

Libano nos defrauda en lo concerniente a la gastronomía. Encontramos restaurantes de lujo, prohibitivos para nuestra economía de guerra pero también algo que no habíamos visto hasta ahora. La comida basura llega a esta occidentalizada ciudad mediterránea.

Y a la noche toca castigar los tímpanos y el hígado un poquitín. Cenamos, tomamos unas cañas y algún txupito y nos volvemos al hotel a echar las últimas antes de entrar entonando Paquito Chocolatero en el After Hour del sótano del hotel.

CYCLOTHERAPY TELEBISTA emitiendo en jornada nocturna, para espectadores como ud...